Juegos Populares
Son los juegos infantiles clásicos o tradicionales, que se
realizan sin ayuda de juguetes tecnológicamente complejos, sino con el propio
cuerpo o con recursos fácilmente disponibles en la naturaleza (arena,
piedrecitas, ciertos huesos como las tabas, hojas, flores, ramas, etc) o entre
objetos caseros (cuerdas, papeles, tablas, telas, hilos, botones, dedales,
instrumentos reciclados procedentes de la cocina o de algún taller,
especialmente de la costura). También tienen la consideración de tradicionales
los juegos que se realizan con los juguetes más antiguos o simples (muñecos,
cometas, peonzas, pelotas, canicas, dados, etc.), especialmente cuando se
autoconstruyen por el niño (caballitos con el palo de una escoba, aviones o
barcos de papel, disfraces rudimentarios, herramientas o armas simuladas); e
incluso los juegos de mesa (de sociedad o de tablero) anteriores a la
revolución informática (tres en raya, parchís, juego de la oca, barquitos etc.)
y algunos juegos de cartas.
Su objetivo puede ser variable y pueden ser tanto
individuales como colectivos; aunque lo más habitual es que se trate de juegos
basados en la interacción entre dos o más jugadores, muy a menudo reproduciendo
roles con mayor o menor grado de fantasía. Generalmente tienen reglas
sencillas. Las relaciones sociales establecidas por los niños en los juegos,
especialmente cuando se realizan en la calle y sin control directo de los
adultos (juegos de calle), reproducen una verdadera cultura propia que se
denomina cultura infantil callejera.1 Cuando la totalidad de la vida de los
niños se desarrolla autónomamente y de forma ajena al cuidado de los adultos,
se habla de niños de la calle. Las relaciones entre niños (tanto las debidas al
juego como a otras interacciones) que tienen lugar dentro del entorno escolar
son una parte fundamental del denominado currículum oculto.
Los juegos que implican actividad física casi siempre son
ejecutados al aire libre, implican alguna forma de expresión corporal y tienden
a servirse de habilidades motrices básicas como saltar, correr o caminar, entre
otros. Por su relación con la denominada fase de la expresividad motriz de la
psicomotricidad son también llamados juegos motrices. Se realizan desde muy
temprana edad, constituyendo una necesidad para el desarrollo: los bebés,
espontáneamente o estimulados por sus padres o hermanos, comienzan su relación con
el juego girando ante sus ojos sus propias manos (en español se les canta la
canción cinco lobitos) o tapándose con ellas los ojos (un juego similar al
escondite, que se denomina cu-cu o cu-cu-tras).
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